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Un homenaje a los clásicos: El trono de huesos de dragón


     No se puede entender a cabalidad la saga de Añoranzas y pesares de Tad Williams si no se toma en cuenta la cita inicial del primero de los libros de esta saga: El trono de huesos de dragón (1988).[1] La cita corresponde a Gottfried von Strassburg, autor medieval de uno de los cantares de gesta más recordados en nuestros tiempos: Tristán e Isolda (1210). Por ello, la trama fundamentalmente gira en torno a distintos romances desafortunados e incomprendidos. La adoración que siente el mítico caballero Camaris hacia la esposa del rey Juan es uno de ellos por ejemplo. Situación parecida a la relación que se dio entre el príncipe Josua con la esposa de su hermano Elías, de quien estaba profundamente enamorado. Sin olvidar, evidentemente, la relación que va ir gestándose entre el personaje principal, Simón o Seomán, con la hija del rey Elías, Miriamele.

     Nos enfrentamos entonces a una saga que en gran medida busca rendirle homenaje a los cantares de gesta, aquellas historias medievales que bien podrían ser las antecesoras de estas novelas actuales de fantasía épica, puesto que están pobladas de caballeros andantes, dragones, princesas en peligro y mucha magia. La similitud existente entre las descripciones de la religiosidad y cultura de los distintos pueblos y grupos humanos presentados en esta novela no se trata de un asunto de falta de imaginación por parte del autor. La descripción de una religión de un único Dios con un redentor llamado Jesuris es una muestra de ello. 

     Tad Williams no nos ofrece un mundo totalmente diferente, lo que quiere es ofrecernos un mundo que bien puede ser el nuestro y juega con ello. Ahí radica parte de la excepcionalidad de esta novela. Si leyésemos la primera novela publicada por este autor, La canción del Cazarrabos (1985), nos encontraríamos frente a una historia de gatos que busca emular una gesta épica tolkeniana. Con El trono de los huesos de dragón (1988) lo que se busca es tender un puente entre Amadís de Gaula y Frodo Bolsón para ponerlo en sencillo.

     Otra característica fundamental de este libro en particular, desligándonos ya de la saga completa, es la construcción de la narración en torno al personaje de Simón. El 80% de la narración se da prácticamente a través de sus ojos. Simón es un pinche de cocina de 14 años, cuando empieza la novela, que no tiene idea de lo que quiere hacer con su vida y que no es consciente de la realidad que lo rodea. La trama por eso se hace algo lenta y engorrosa en sus 200 primeras páginas porque estamos frente a un personaje totalmente desligado de los sucesos políticos y militares más importantes del momento. Estamos frente a un personaje en construcción. Por tanto, en la medida en que Simón va asumiendo mayores responsabilidades, la historia se torna mucho más ágil y entretenida.

     Sin olvidar que estamos frente una trama en donde las fuerzas del mal y del bien se enfrentan, que es un elemento clásico de la fantasía épica. Con el plus de encontrarnos con personajes sumamente entrañables como Raquel “el dragón”, la jefa de sirvientas que cuida al huérfano Simón; Josua, el príncipe manco atormentado por su pasado y sus consideraciones éticas; Cadrach, el ladrón que se hace pasar por monje y que parece esconder un pasado mucho más complejo; Morgenes, el doctor y mago que se convierte en el maestro de Simón y que es casi el líder de la valiente Liga del Pergamino; Miriamele, que bien podría asemejarse al personaje de Mérida de la película Valiente (2012); y Binabik, el gnomo astuto e inteligente, que monta en su loba Qantaqa, y se convierte en el compañero de aventuras de Simón, asumiendo su tutela. 

     Sin lugar a dudas, El trono de huesos de dragón (1988) nos inicia en una de las mejores sagas fantásticas que se ha producido en los últimos cincuenta años.[2] Solo hay que dejarse llevar por el proceso de crecimiento del personaje, que enriquece la historia por cierto, para poder saborearla en toda su real dimensión. Para aquellos que recién se inician en la literatura fantástica, les recomiendo empezar con esta novela.

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[1] Su título en inglés es The Dragonbone Chair.
[2] Hay que anotar que solo existe una edición en castellano de esta saga. Esta fue publicada por Timun Mas, quien decidió dividir cada tomo en inglés en dos partes, lo que es un sacrilegio. Para hacer el análisis de este primer libro he tomado en cuenta la totalidad de la obra en inglés, es decir, los dos primeros tomos en español publicados.

Anexos


  • Si quieres leer más sobre esta obra, AQUÍ hay otra reseña interesante que te cuenta un poco más sobre la trama del libro, así como polémicas comparaciones con otras obras.
  • Aquí tienen una interesante odisea en torno a los libros de la saga con comentarios de la misma. Imperdible.




2 comentarios:

Cronicas del Libro Seriefilo

Aquí en México me tomó cerca de 8 años conseguir los cuatro tomos, solo había leído el primero y me gustó mucho, pese a la comentada lentitud del inicio, pero es cierto que eso ayuda mucho a ponerte en situación y a preocuparte por Simon y los personajes alrededor una vez sale de Hayholt.

Enlacé tu reseña en la mía, espero no haya problemas. Saludos!

http://cronicaslibroseriefilo.blogspot.mx/2016/07/cronica-1-anoranzas-y-pesares-de-tad.html

Héctor Huerto Vizcarra

Vaya odisea que has tenido con ese libro. Te cuento que yo nunca he podido conseguirlo en físico a pesar que soy fan de Tad Williams. Tengo sus novelas de Otherland, aunque imcompletas, pero nada más. Aquí en Perú e incluso en España, se me hizo complicado conseguir sus libros. Gracias por visitarme. Voy a enlazar tu reseña.

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